Cómo trabajar la estimulación cognitiva en la tercera edad

Cómo trabajar la estimulación cognitiva en la tercera edad

En más de una ocasión, como cuidadores de personas mayores a un precio asequible, hemos hablado en este post del tema de la estimulación cognitiva. Se trata de tareas destinadas a activar las funciones mentales como la atención, la memoria y el lenguaje. ¿Cómo implementar esta clase de ejercicios tan importantes en las personas de la tercera edad?

Como imaginas, unas actividades son más estimulantes que otras. La meta de la estimulación cognitiva, por ejemplo en los enfermos de Alzheimer, no es otra que mantener las funciones mentales ante esta afección neurodegenerativa. También ante otras como por ejemplo la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), las enfermedades de Huntington y de Parkinson o las ataxias de Friedreich. Todas provocan la muerte progresiva del tejido neuronal, lo que acarrea graves consecuencias tanto para la salud física de la persona como el funcionamiento cognitivo.

Ante esto, está probado que la estimulación cognitiva es terapéutica y que mejora notablemente el bienestar de las personas afectadas de demencia, disminuyendo las alteraciones del comportamiento vinculadas a esa patología.

Ese beneficio terapéutico del que hablamos en Tu Mayor Amigo se puede conseguir siguiendo una serie de pautas que nos guíen al programar las tareas de estimulación. Es esencial atender a la reacción de la persona con la que se quiere poner en marcha la actividad. Si existe rechazo o intuimos que le produce ansiedad, no es recomendable insistir en que prosiga.  De hecho, lo mejor es empezar por actividades sencillas e identificar en qué punto la persona presenta problemas. De hecho, las actividades novedosas son muy estimulantes para el cerebro, pero pueden ser estresantes para alguien que tiene las funciones mentales alteradas. Siempre han de estar dirigidas, supervisadas y acompañadas. Recordando que las personas mayores con demencia pueden presentar dificultades para adaptarse a los cambios y a las novedades.

En resumen, siempre hay que analizar la reacción de una persona con demencia para tener la certeza de que la actividad de estimulación cognitiva en cuestión está resultando asequible para mantener y potenciar su autonomía.

 

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